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Irving Reynoso Jaime

#Ship30for30

3y ago

Historiador, profesor.

El síndrome del mal estudiante
Irving Reynoso

Surge a muy temprana edad, cuando en la escuela nos etiquetan como buenos o malos alumnos. No importa si destacamos en algún deporte o en la clase de educación artística. En nuestro sistema educativo esas son actividades complementarias o meramente recreativas.

En la escuela se valora a los obedientes, cumplidos y esforzados, lo cual está muy bien, pero no se otorga el mismo valor a los creativos, irreverentes e innovadores, lo cual está muy mal.

Si no tienes las cualidades que el sistema valora, cargas con el letrero de mal estudiante durante toda tu vida escolar, y comienzas a ignorar tus propios talentos.

Otra veces, el síndrome del mal estudiante surge en tu propia casa.

Por desgracia, no todas las familias son entusiastas de una buena educación. Cuando sus hijos terminan los niveles básicos, la escuela se presenta como una pérdida de tiempo. Hay que hacer algo útil, trabajar, aprender un oficio, aportar a la economía familiar. Ser buen estudiante te puede traer más críticas que aplausos, es casi como ir en contra de la tradición familiar.

Finalmente, cuando otros te han impuesto el síndrome del mal estudiante, ahora eres tú el que lo carga con orgullo y lo alimenta. Tienes poca o ninguna confianza en tus habilidades, y no te esfuerzas por mejorarlas, pues la sentencia es definitiva: eres un mal estudiante y no hay nada que puedas hacer al respecto.

Pensar así es un error. La inteligencia es algo que cualquier persona puede desarrollar, pues no se trata de un don o un talento (exceptuando a los genios), sino de una habilidad que se puede aprender, como cualquier otra.

Creerte mal estudiante es la excusa perfecta para no esforzarte y llevar una vida disoluta.

Pero esta es la cruel verdad: no eres mal estudiante, eres perezoso e irresponsable. Tus talentos están ahí, pero no van a crecer solos.

Si te crees mal estudiante porque te falta confianza en ti mismo, pierde el medio a ser principiante, aprender cosas nuevas nos hace parecer como niños dando los primeros pasos. La gente te va a criticar por intentarlo lo mismo que ya te critica por no intentarlo.

Si tu familia te enseñó que la escuela es una pérdida de tiempo, quizás tengan razón. La escuela puede ser una pérdida de tiempo, pero la educación nunca lo es. Lee un libro, busca maestros, aprende de las personas que admiras. Edúcate a ti mismo y supera el síndrome del mal estudiante.

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