Reciprocidad: La gente tiende a devolver favores. Por ejemplo, si una empresa te da una muestra gratuita de un producto, es más probable que compres el producto en el futuro.

Compromiso y consistencia: Las personas suelen cumplir lo que se comprometen a hacer. Por ejemplo, si te inscribes a una clase de fitness gratuita y te piden que te comprometas en público a asistir a la próxima, probablemente asistirás.

Prueba social: Las personas hacen cosas que ven que otros están haciendo. Por ejemplo, si ves que muchos de tus amigos en las redes sociales recomiendan un restaurante, es más probable que desees probar ese restaurante.

Autoridad: La gente sigue la autoridad de expertos. Un ejemplo de esto es cuando un dentista recomienda una marca particular de pasta de dientes, lo cual hace más probable que los consumidores elijan esa marca.

Simpatía: Somos más propensos a ser influenciados por personas que nos caen bien. Por ejemplo, si un vendedor es particularmente amable y carismático, es más probable que compres algo de él.

Escasez: Las cosas son más atractivas cuando su disponibilidad es limitada. Por ejemplo, si una oferta es exclusiva para un número limitado de clientes o disponible solo por un tiempo limitado, las personas sienten más urgencia de comprar.

Estos principios se pueden utilizar de manera efectiva en una variedad de contextos, desde marketing y ventas hasta negociaciones y liderazgo, para aumentar la influencia y persuadir a otros de manera ética.